(¾ kg aprox.)
Sin pecar de
irrespetuosa, a veces pienso que el dulce de leche debería formar parte de
nuestros símbolos patrios. Porque sean
ciertas o no las leyendas acerca de su origen, así como lo fabricamos no existe otro dulce en el mundo. Esta fórmula es la que prepara mi madre, hasta hoy no hallé otra que me
guste más. "Nuestro dulce de leche es una
gran tradición..."
Ingredientes
4 litros de leche sin descremar
una chaucha
de vainilla
1 kg de azúcar común
1 cucharadita de bicarbonato
Procedimiento
Vierta la leche en una cacerola bien grande, llévela a fuego y hágala hervir. Retire del fuego y cuele en otra
cacerola grande y alta (yo sé por qué se lo digo). Corte la chaucha de vainilla al medio, a lo largo y agréguela
a la cacerola junto al kilo de azúcar. Coloque la cacerola sobre fuego fuerte, mientras revuelve ocasionalmente con cuchara de madera, hasta que vea que el azúcar
se disuelve. Cuando rompa el hervor,
agregue el bicarbonato.
(¿Vio cómo enseguida
se enfurece, cubre de espuma y
trata de treparse por la cacerola? dicen que
"Un prisionero es un predicador de
libertad") Baje el fuego y deje hervir despacito, revolviéndolo a menudo con cuchara de madera, para que no
se forme ninguna película en la superficie
de la leche.
Cuando el
dulce deja de trepar y empieza a hervir y a espesarse ¡comience a revolverlo continuamente
con la cuchara de madera para que no se pegue y se queme! Cuando al revolver con la cuchara se formen surcos
en el dulce que permitan ver el fondo de
la cacerola ¡seguro que está a punto! Retire del fuego y sumerja la base de la
cacerola en un fuentón o pileta lleno de
agua fría. Siga revolviendo sin parar
con la cuchara de madera hasta que se enfríe.
Notará que, al enfriarse, el dulce espesa y toma la
consistencia a la que estamos acostumbrados. Recién cuando el dulce esté bien
frío enváselo en frascos esterilizados.
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