Cómo
se hace:
Quítele al pavo el hueso de la pechuga
y, con una pinza de depilar, saque todos los “canutos” de las plumas. Deseche
también todas las “colgaduras” del cogote.
Lave y seque. Frótelo por dentro y por
fuera con ½ taza de whisky o coñac. Sazone con sal y pimienta.
Estire la piel del cogote hacia
atrás y cósasela en la espalda. Estacione el bicho en la heladera.
El
relleno:
Pele 1 kilo de castañas y hiérvalas
hasta que estén tiernas. Sáqueles la piel fina y tabiques internos (no
llore si se rompen, las castañas argentinas son así...).
Rehogue 1 cebolla picada en 100 gramos
de manteca.
Pique ½ kilo de carré de cerdo (bien
picadito) con ½ kilo de carnaza. Junte la carne con las castañas.
Sume la cebolla rehogada con su juguito
y 1 taza de queso rallado.
Añada 1 taza de miga de pan remojada en
leche y 1 cucharada de perejil picado. Ligue con 6 huevos batidos y sazone a
gusto con sal, pimienta y nuez moscada.
La
cocción:
Rellene flojamente el pavo con la
preparación anterior y cosa todas las aberturas. Sujete las alas y las patas
con dos ligaduras fuertes. Sazone el pavo con sal y pimienta, y pinche la piel
varias veces con una brochette.
Acuéstelo en una asadera sobre un lecho
de rodajas gruesas de papa. Pinte el pavo con manteca derretida y vierta en la
asadera 1 taza de caldo.
Lleve el pavo a horno moderado, hasta
que al pincharle la pata, no salga juguito rosado y la piel esté dorada y
crujiente: unos 40 minutos por cada kilo de pavo.
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