Olvidémosnos por unos cuantos años luz de que existen las paltas, el foie gras, el caviar, el salmón rosado y el atún envasado en aceite de oliva. Y tratemos de inventar un bocadito decente como para equilibrar el presupuesto. "Acuérdate también de esto siempre: para vivir felizmente basta con muy poco" (MARCO AURELIO). No sé si esto que le cuento saldrá en el tiempo en que todavía, como hoy, abundan las coliflores. Si así fuera... elija una linda y blanca, quítele las hojas y póngala a hervir tapada, junto con un panecito viejo y un chorro de leche. Si quiere que nadie se entere de que está hirviendo coliflor, cocínela en la olla a presión "Para vivir, dejar vivir" GRACIAN. Pero si sólo tiene una cacerola de aluminio abollada y sin tapa, hiérvala igual. "Para comer, dejar cocinar" (Blanca). Una vez que la coliflor esté cocida, cuélela, pásela por el chorro de agua fría, escúrrala y haga puré. Entonces agréguele mayonesa o salsa golf a gusto, más los condimentos que quiera, hasta obtener una pasta espesota, exquisita y de sabor irreconocible. Unte con esta pasta, abundantemente, pequeños discos de pan lácteo tostados del lado de abajo y sírvalos en el mejor plato o fuente que haya sobrado de su casamiento. Como se acostumbra en estos casos, no dé a nadie la receta: "Los grandes bienhechores de la humanidad han sido los grandes egoístas: querían un mundo mejor para vivir mejor ellos" BENAVENTE.
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