¿Qué pasa ahora? ¿Se quedó todo el tiempo mirando el
asadito al rayo del sol, sin darse cuenta de que los sesos que hervían eran los
suyos? ¡Rápido!... Antes que el acaloramiento se convierta en una verdadera
insolación: una buena serie de baldazos de agua fría en pleno rostro es, en
todas las latitudes el más impío pero efectivo primer auxilio. Y, por supuesto,
ponerse a la sombra, aflojarse las ropas y reposar en un lugar convenientemente
ventilado. Pero si esto no alcanzara… ¿qué espera para llamar al médico?
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