Procese
en crudo 150 g de carne de cerdo, sin nada de grasa, y colóquela en una sartén
junto con 3 cucharadas de margarina untable. Revuelva constantemente sobre el
fuego hasta que la carne se note cocida.
Procese 150 g de carne de pollo, sin piel ni grasita, y agréguela en la sartén.
Siga revolviendo hasta que esta también se
cocine. Vuelque las carnes en un bol, agrégueles los 70 gramos de queso
rallado y amase todo con las manos. Sazone a gusto con sal, pimienta y 1
cucharadita de nuez moscada. Deje enfriar. Prepare masa para ravioles, estírela
por partes dejándola fina y recorte discos de 8 cm aproximadamente (o más grandes). Distribuya en ellos un poco de relleno. Moje los bordes de
cada disco de masa y dóblelos encerrando el relleno y presionando bien
alrededor de este como si fuera a hacer empanaditas (no presione los bordes).
Arme cada capelletti así: estire los extremos y únalos hacia atrás, como si el
capelletti se cruzara de brazos en la
espalda: ¡tomará el aspecto de un sombrerito!
Siga armando del mismo modo esta especie de capellettis gigantes. Cocínelos por
hervido, escúrralos y sírvalos en tazones cubiertos con caldo de pollo o
gallina (prepare 1 litro y medio) bien sazonado. Ofrezca aparte queso rallado.
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