viernes, 25 de mayo de 2018

Sopaipillas







Blanca Cotta propone una delicia de sabor inolvidable para celebrar el 25 de Mayo: las criollas sopaipillas.

Cuando yo era chica siempre se festejaban en casa las fechas patrias. Y, por supuesto… ¡desde la cocina! No faltaban las empanadas fritas y chorreantes, especialidad de mi madre, o los platos típicos que ella hacía sólo para esa ocasión. Lucir la escarapela, así de grande y redonda, era un orgullo. Había que llevarla prendida del lado del corazón.

Debieron pasar muchos años y nosotros crecer mucho (bueno, ¡bah!, yo no tanto…) para comprender que la Patria es mucho más que eso. Es la tierra, es el paisaje, es la gente, son los recuerdos, los afectos, el orgullo de poseer una historia poblada de páginas heroicas. Y es el compromiso irrenunciable de ayudar a construirla diariamente, como supo plasmarlo en bellísimos versos nuestra inolvidable Julia Prilutzky Farny: “La historia de la Patria nunca tuvo/ el amable sabor de las consejas./ Está hecha de lágrimas, de sangre,/ de dolor, de vehemencia,/ de una pasión impar, desgarradora,/ de una pasión acerba./ La historia de la Patria es la del hombre:/ su vigilia, su sueño, su proeza./ Es dura la conquista./ Cada día comienza…” .

Y, como le dije al comienzo, ¡a festejar desde la cocina! Esta vez con unas criollísimas sopaipillas, unas tortas fritas almibaradas hechas con el americanísimo zapallo. Un tip importante: para evitar que la pulpa del zapallo quede aguachenta y muy blanda, en lugar de hervirlo áselo en el horno con cáscara y todo hasta que la pulpa esté blanda. Retírelo del horno, quítele la cáscara, semillas y filamentos y conviértalo en puré. ¿Vio qué sequito le quedó?


Sopaipillas

1. Mezcle 1 taza de puré de zapallo con 2 cucharadas de grasa derretida, un poquito de sal, 1 pocillo de leche y ralladura de limón.
2. Agregue a la mezcla harina en cantidad necesaria como para obtener una masa lisa y suave, que no se pegotee.
3. Luego, estire la masa por partes, corte discos, pínchelos y fríalos en grasa (o también puede ser en aceite).
4. A medida que se doren, escúrralos y colóquelos en una fuente.
5. Finalmente, rocíelos con almíbar a punto de hilo fuerte. ¡Glup!