MASA
1. Coloque sobre la mesa 125 gramos de harina, haga un hueco en el centro y coloque allí 1 cucharada de levadura prensada previamente disuelta en ½ taza de agua tibia. Una todo agregándole de a poco más agua tibia hasta formar una masa tierna, pero que no se pegotee. Forme con ella un bollito, hágale en la superficie un tajo profundo en forma de cruz, colóquelo en un bol, cúbralo con agua tibia, tápelo y déjelo en sitio tibio hasta que el bollito flote (duplique su volumen… ¡bah!).
2. Coloque sobre la mesa, en forma de corona, 375 gramos de harina. Ponga en el centro 2 cucharadas de leche y 4 huevos. Bata con la mano hasta formar una pasta “lisa”. Agregue otros 2 huevos, de a uno por vez, batiendo con la mano después de cada adición.
3. Cuando la pasta este bien “lisa”, agréguele 1 cucharadita de sal, 2 cucharadas de azúcar y 250 gramos de manteca blanda, agregada de a trocitos, mientras bate continuamente la masa con la mano.
4. Del mismo modo, y batiendo continuamente, agregue el bollito leudado. Hecho esto, vaya incorporando de a poquito a la masa harina extra, hasta lograr un bollo tierno que no se pegotee. Ponga la masa en un bol, píntela con manteca, tape y deje leudar al doble.
PARA HACER LOS BRIOCHES
1. Modele los 2/3 de la masa ya leudada en pelotitas, como si fuera a hacer pancitos de salud. Modele el resto en igual número de pelotas chiquitas.
2. Haga en la superficie de los bollos más grandes un tajo en forma de cruz y pegue en el lugar, con huevo batido, una pelota chiquita. Coloque los brioches así armados sobre placas enmantecadas.
3. Tápelos con un polietileno o papel y déjelos en sitio tibio hasta que estén bien hinchaditos. Pínteles las cabecitas con huevo batido (¡bah!... la panza también, si quiere…) y cocínelos en horno caliente hasta que estén doraditos y brillantes.
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