Torta inédita
¿No
le parece que esto merece festejarse con un buen champán (Henri Piper,
por favor…) y una torta inédita? ¿Lista? Bata 5 yemas con 5 cucharadas
de azúcar, hasta que estén espesas y cremosas como un sabayón (o hasta
que su hombro empiece a rezongar…). Entonces únales 3 cucharadas de
cacao amargo, 5 claras batidas a punto de nieve y… ¡dos bizcochos “Bay
Biscuit”! (o parecidos… ¡bah!) molidos y mezclados con un poquitito así
de bicarbonato. Todo esto se vierte en una tartera enmantecada y
enharinada – pues se trata de una torta petisita – y se cocina en horno
suave hasta que, de livianita, ¡parezca cruda! (ojo… que no se le
seque…). Una vez desmoldada y fría, la cubro con esta crema: 100 gramos
de manteca batidos con ½ taza de azúcar impalpable tamizada, más
1 cucharada gorda de cacao amargo y un chorrito de coñac (o la bebida
cualunque que tenga a mano…) y 1 clara batida a nieve. RESULTADO: “Una torta (léase “hombre”) no es más que un soplo y una sombra” (versión libre de Sófocles) ¡Glup!
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