Otra que un flan
Una antigua
receta española, que la dejara con la boca abierta… para comer
Ingredientes
Azúcar, 300 gramos
Agua, cantidad necesaria
Chaucha de vainilla, 1
Yemas, 8
Glucosa, cantidad necesaria para untar los moldecitos
Preparación
1. Coloque en una cacerolita el azúcar y cúbrala con
agua, de modo que la sobrenade 2 milímetros. Agréguele la chaucha de vainilla.
Ponga la cacerolita sobre el fuego y mezcle con cuchara de madera hasta
disolver el azúcar. ¡Deje de mezclar o el almíbar se azucarará! Deje hervir
hasta que alcance el punto de “hilo flojo” (8 minutos de hervor). Con la punta
de una cuchara de madera, retire un poquito de almíbar y, sin quemarse los
deditos, ponga una gota entre su dedo índice y el gordo. Sepárelos y… si
obtiene un hilito flojo que se rompe enseguida… ¡ya está el almíbar a punto!
Mientras tanto…
2. Bata en un bol las yemas hasta unirlas bien.
Mezcle continuamente las yemas con cuchara de madera mientras le agrega de a
poco y en forma de hilo, el almíbar caliente a punto de hilo flojo. Trate de
hacer esta operación suavemente, sin provocar espuma. Unte moldecitos para flan
(o para tocinitos del cielo) con glucosa. Distribuya la preparación de yemas en
los moldecitos untados.
3. Coloque los moldecitos a bañomaría en una
asadera, apoyándolos sobre papel de diario (el agua del baño debe llegar hasta
la mitad de la altura de los moldecitos). Cocine los tocinitos a bañomaría en
horno caliente aproximadamente 20 minutos hasta que, al introducirles un
palillo, este salga sin adherencias. Retire los moldecitos del horno y del
bañomaría.
4. Déjelos enfriar muy bien antes de desmoldarlos y
colocarlos en pirotines.
Una receta de
las monjas
Hoy elegí para usted un postre de los preferidos de
mamá.
Los mayores dirán: ¡Qué antigüedad!
Los más jóvenes, en cambio, pensarán: ¡Qué postre
novedoso!, porque seguramente no saben que estaba de moda hace ya unos
cuantísimos años.
El Tocino del Cielo es una receta tradicional
española.
Cuenta la historia que fue creado por las monjitas
del Convento del Espíritu Santo de Jerez de la Frontera, allá por el año 1300 y
pico.
Sucede que, por ese entonces, los vinateros
empleaban grandes cantidades de clara de huevo para clarificar los vinos.
Y las yemas… las regalaban a las monjas de los
conventos que eran muy creativas y sabían hacer mucho con poco.
Es por eso que el nombre de este postre tiene una
connotación religiosa.
Y realmente es un manjar celestial que vale la pena
probar.
Eso sí, a usted lo que le van a sobrar son… ¡claras!
Pero seguramente se le ocurrirá hacer algo con ellas
como, por ejemplo, una Torta Ángel, para seguir con la onda religiosa.
¡Aunque Ud. no lo crea!
Dificultad:
Para el éxito de
esta receta es muy importante respetar el punto indicado para el almíbar.
Tip:
Antes de
ponerlos en pirotines puede desmoldarlos sobre recortes de pionono untados con dulce
de leche.
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