¿Cuántos
Clarines me los pasé explicándole masas de levadura y obligándoles a dejarles
levar dos o tres veces? Es que todavía no había tenido tiempo de hablar con doña
Margarita sobre el tema. Pero apenas me contó la receta de unas rosetas
húngaras rapidísimas, me apuré a anotar las proporciones sobre el pan de
manteca que había comprado (al precio que está… ¿quién puede perderla de
vista?). Ensayé la receta y recién entonces hallé sentido a esta frase de
Menckem: “La fe podría definirse
brevemente como una creencia ilógica en el advenimiento de lo improbable”.
Salieron requetedeliciosas. Y vuelvo a insistir: ¡doy fe! Ponga sobre la mesa
350 gramos de harina y haga un hueco en el centro. Antes, robe un poco de
harina, y así, EN SECO, mézclela con 30 gramos de levadura de cerveza, hasta
que se haya desmenuzado bien. Ponga esta mezcla en el hueco, agregue 3 yemas,
200 gramos de crema de leche ácida y la pequeña cantidad de leche necesaria
como para obtener una masa con la clásica consistencia de las masas de
levadura: elástica, esponjosa, que no se pegue ni a las manos ni a la mesa.
(¿Qué dónde consigue crema ácida? En cualquier rotisería o almacén que le
vendan una crema que no sea del día…) ¿Listo? Tape la masa y, mientras tanto,
bata 100 gramos de manteca con 100 gramos de azúcar hasta obtener una crema.
Entonces estire la masa hasta obtener un rectángulo de dos cm de espesor, unte
con la mezcla de manteca, arrolle por el costado más largo, como si se tratara
de un pionono, y divida en rodajas de dos o tres centímetros. Ahora acueste las
espirales sobre una placa limpia (sin enmantecar ni enharinar) o sobre una
tartera, colocándolas unas al lado de las otras, hombro a hombro, como
pasajeros de un subte antes de llegar a Diagonal. ¡Y listo! Lo demás lo hace el
horno: unas espirales de masa livianísima, ligeramente acarameladas, que todo
el mundo creerá que le habrá llevado hacerlas en el tiempo de una receta mía.
Pero no: el mérito vuelve a llamarse otra vez Margarita. ¿Vio qué ricas y
fáciles? “El progreso es la realización
de las utopías” WILDE.
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