Bata 200 gramos de harina de garbanzos con sal a gusto y 550 cc de agua, hasta que la superficie se llene de globitos. Vierta entonces 40 cc de aceite en una pizzera chica (si lo calienta, mejor) y eche de golpe la pasta sobre el aceite. Entonces cocínela en horno recaliente, hasta que esté bien doradita.
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