La primera receta que ensayé fue la de unos modestos canapecitos, no por tales menos ricos. Se los cuento con una condición: si usted no tiene mi suerte… ¡hágalos igual con arenque ahumado o filetes de anchoa!
- Canapecitos de trucha ahumada
1) Ponga a remojar los filetes de trucha 6 horas bien cubiertos con leche cruda. De tal modo perderán algo de su salazón y sabor penetrante (pero delicioso) y se hincharán un poco (“hidratarán”, si fuera agua… ¡bah!).
2) Tome un cuchillo filoso y - ¡sin cortarse los deditos! – corte los filetes en láminas finitas.
3) Divida las láminas en bastoncitos.
4) Mientras tanto, pele dos pepinos chicos (deseche los extremos), córtelos en rodajas finitas y espolvoréelos con sal. Deje 1 hora y enjuague.
5) Corte ahora discos chicos de pan lácteo, y en enmantéquelos y tueste de un solo lado.
6) Unte cada disco de pan del lado tostado con una capa generosa de CREMA DE LECHE BATIDA ESPESA Y SIN SAZONAR.
7) Apoye sobre cada canapecito una rodaja de pepino y crúcelos con dos tiritas de trucha ahumada.
8) Sirva bien fríos. (¿Qué tal con un Henri Piper?...).
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