1. Por eso hoy
nos ponemos el gorro de cocinar y haremos galletitas que, luego, nuestra
imaginación las convertirá en un símbolo patrio.
2. Mezcla sobre
la mesa dos cucharadas grandes de azúcar negra, una yema, una cucharada de
manteca (o margarina) y una pizquita de bicarbonato de soda. Cuando todo esté
hecho una pasta, agrega media taza de harina leudante y amasa bien hasta formar
un bollo liso.
3. Entonces
estira la masa más bien fina, enharinando muy bien la mesa y el palote. Luego
dibuja en un papel la estilización de nuestro escudo, tal como aparece en la
parte superior de la página de enfrente. Recorta cada una de sus partes. El
gorro frigio y la pica dibújalos en otro lado para no hacer un picadillo de
papel… Fijáte que las hojas de laurel serán galletitas ovaladas; el moño y los
rayos del sol, simplemente triángulos de distinto tamaño. Lo demás te resultará
facilísimo. La pica divídela en dos trozos – uno más chico que el otro – para
poder luego acomodarla bien a través de las manos. Y las manos serán dos
triángulos truncos unidos por el extremo. Apoya cada molde sobre la masa y recórtalo
prolijamente con un cuchillito. Luego levanta las galletitas con una espátula y
apóyalas sobre placas enmantecadas y enharinadas. Finalmente pide a mamá que te
ayude a cocinarlas en horno caliente hasta que estén sequitas, pero no doradas.
Una vez frías sácalas con mucho cuidado, despégalas y arma el escudo de la
siguiente manera:
4. Prepara glasé
real (una clara de huevo, una cucharadita de jugo de limón y azúcar impalpable
hasta que quede espeso) y repártelo en tacitas. Colorea cada porción con los
colores que necesitas: verde para el laurel, marrón para la pica, rojo para el
gorro frigio y los frutitos del laurel, celeste para el campo superior del
escudo y para el moño, amarillo para el sol, rosado para los brazos y blanco
para el campo inferior.
5. Deja secar
muy bien las piezas y luego arma el escudo sobre una bandeja. Y antes de
comerlas grita: “¡Viva la Patria!”.
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