Cuando no estoy escribiendo o ensayando
una nueva receta, me gusta ver televisión. Esta vez me detuve a mirar un
programa donde un riguroso jurado (altamente calificado) evaluaba a los jóvenes
inscriptos en un concurso de voces. Lamentablemente el participante de turno no
tenia condiciones para el canto. La decisión era justa. Lo que resultaba
humillante era la forma de transmitirla. Recordé mis épocas de estudiante
cuando algún profesor nos sorprendía con una prueba escrita. Si fallábamos,
siempre al pie de una nota baja agregaba una frase de aliento: “Persevera y
triunfarás”. Ese profesor era mi Padre. En esta audición, en cambio, sólo advertí una insensibilidad ajena a lo que debe ser la docencia. Ayudar
a encontrar un camino, ayudar a superar errores, elaborar una sana autocritica
sin lastimar y, a veces, también buscar otros caminos siempre en ala de algún ideal,
son prioridades fundamentales para quienes ejercen la docencia en cualquier
medio en el que deban actuar. Digo esto y me arrepiento: ¡Tal vez todo sea
parte del show!
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