Pesto de nueces
Una salsa sabrosa donde la presencia del ajo se suaviza con una buena proporción de nueces molidas, ricotta y crema de leche. Este pesto resulta ideal para acompañar unos tallarines finitos, de esos que papá suele elegir los domingos. Vaya este regalo para un día tan especial.
Lo que lleva:
nueces peladas. 200 GRAMOS
ajo. 3 DIENTES
aceite de oliva. 2 CUCHARADAS
ricotta. 60 GRAMOS
sal. A GUSTO
crema de leche. 100 GRAMOS Y CANTIDAD NECESARIA
queso parmesano rallado. 4 CUCHARADAS Y CANTIDAD EXTRA
Varios:
tallarines finitos. 400 GRAMOS
Coloque los dientes de ajo (previamente pelados, se entiende) en el bol de la procesadora. Acuérdese de abrir los ajos al medio para quitarles el brote verde central. Pele las nueces y agréguelas a la procesadora. Procese ambos ingredientes hasta obtener una pastita.
Incorpore en la procesadora las dos cucharadas de aceite de oliva, mientras continúa procesando todos los ingredientes. Agregue de a poco los 50 gramos de ricotta, mientras la procesadora sigue trabajando hasta obtener una pasta de textura lisa y homogénea.
Vuelque lo procesado en un bol. Mézclele la crema de leche y las 4 cucharadas de queso parmesano rallado. Si la mezcla resultara demasiado sólida, aliviánela con más crema de leche hasta obtener una salsa espesita. Pruebe y rectifique a gusto el sazonamiento.
En una cacerola amplia, ponga a hervir abundante agua con sal. Cuando rompa el hervor, sume los tallarines y cocínelos hasta que estén al dente (poco tiempo porque son muy finitos). Escúrralos, póngalos en un bol y mézclelos con 1 cucharada de aceite.
Vierta los tallarines escurridos en una fuente que pueda ir a la mesa, previamente precalentada. Mézcleles dos tercios del pesto de nueces. Cubra la superficie con el resto del pesto y espolvoree encima con más queso parmesano rallado. Listo... ¡A la mesa!
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