viernes, 30 de agosto de 2019
Focaccia
Me gusta ver en tevé a los cocineros que presentan platos clásicos y modernos. La mayoría usa aceite de oliva. Sí, ya sé, me van a decir que es un poco caro, pero vale la pena tener una botellita a mano ya que hoy sabemos que la dietética le reconoce más de un mérito: es fácilmente digerible, tiene un efecto positivo para estómago e intestinos y su gran cantidad de ácidos grasos no saturados reduce el riesgo cardiovascular. En Italia los romanos lo utilizaban como purificador, para aceitar el cuerpo y también como medicina.
De la antigua Italia también surgió la “focaccia”, tan antigua como el pan. Su nombre deriva de focus, palabra latina que significa fuego y cuyo adjetivo, focaccius, significa “cocido con fuego”. Así como la pizza tiene su cuna en Nápoles, la focaccia pertenece a la Liguria. Esta región es rica en olivos, siendo el aceite de oliva el principal ingrediente de esta especialidad, que se enriquece con hierbas aromáticas.
Aquí, en la Argentina, solemos ponerle ramitas de romero pero usted queda en libertad de hacer su “focaccia personalizada”. Un consejito: recuerde que el aceite de oliva debe conservarse en botella oscura (o lata) bien cerrada, en lugar fresco y seco (nunca en la heladera).
Focaccia
1. Esponja de levadura: 25 g de levadura, 1 cdita. de azúcar, 1 cda. de harina y 1/3 de taza de agua tibia.
2. Haga una corona con 1/2 kg. de harina y en el centro vierta la esponja, 1 cdita de sal, 100 g de manteca, 5 cdas. de aceite de oliva y leche tibia necesaria para una masa tierna.
3. Amase hasta obtener un bollo liso y elástico.
4. Extienda en asaderas aceitadas y deje levar.
5. Trace con el cuchillo líneas formando rombos y clave ramitas de romero en las intersecciones.
6.Salpique con sal gruesa y cocine hasta que se dore.
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