miércoles, 6 de febrero de 2013

Empanadas Blancarlos








Cada argentino debe tener su fórmula “auténtica” de empanadas. Yo le confieso que las mías no son ni cordobesas, ni porteñas, ni tucumanas, ni sanjuaninas… Estas empanadas son, simplemente, las que más nos gusta comer a Carlos (mi marido) y a mí. De aquí la simbiosis del nombre. Hasta tuve que ceder mis derechos de autora porque Carlos, de tanto espiarme, aprendió a hacer el picadillo casi, casi tan rico como yo.

Ingredientes

Nalga picada (aunque se horroricen los famaillenses), ½ kilo
Cebolla de cabeza y de verdeo, picaditas, ½ kilo en total
Aceite, 4 cucharadas
Morrón verde, grande, picadito, 1
Morrón rojo, grande, picadito, 1
Tomate, picadito, 1
Margarina, 200 gramos
Calditos de verduras, 3 cubitos
Laurel, 2 hojas
Agua, 1 taza
Sal, a gusto
Pimienta, a gusto
Ají molido, 1 cucharada (o más… si le gustan picantes como a mí)
Pimentón, ½ cucharadita
Orégano, 1 cucharada
Huevos duros picaditos con tenedor, 3
Aceitunas verdes descarozadas, 200 gramos
Pasas de uva, 50 gramos

Masa

Harina, 4 tazas
Sal, 1 cucharada tamaño postre
Margarina, 200 gramos
Agua tibia, 1 taza


PREPARACIÓN

RELLENO

1.       Caliente el aceite y rehogue en él las cebollas, los morrones y el tomate.
2.       Cuando los morrones estén casi tiernos, agréguele los 200 gramos de margarina y la carne picada.
3.       Revuelva con un tenedor hasta que la carne se note cocida.
4.       Sazone con sal, pimienta, los cubitos de caldo desmenuzados, el laurel, el ají molido, el pimentón y las pasas de uva.
5.       Agregue el agua y deje hervir despacio y destapado, revolviendo ocasionalmente, hasta que el líquido se note espesito (debe sobrenadar un poco el picadillo pero no secarse).
6.       Agregue el orégano.
7.       Mezcle, pruebe y sazone (o no) a gusto.
8.       Vierta en una fuente honda, enfríe y deje en la heladera hasta el día siguiente. Al día siguiente, mézclelo bien para que la “grasita” solidificada se distribuya en forma pareja.

MASA

1.       Ponga la harina sobre la mesa en forma de anillo.
2.       Coloque en el centro la sal y la margarina blanda (o cortada en trocitos).
3.       Una los ingredientes, agregándole el agua.
4.       Amase con bronca todos los ingredientes sobre la mesa (agregando un poco más de harina si fuese necesario) y “sobando” bien la masa hasta lograrla lisa, tierna y elástica.
5.       Tape y déjela descansar sobre la mesa una hora.

ARMADO Y COCCIÓN

1.       Estire la masa por partes (con la mesa y el palote enharinados) dejándola de 3 mm de espesor, qué quiere que le diga, ¡a nosotros nos gusta la masa bien finita!
2.       Recorte en forma de discos del tamaño que quiera hacer las empanadas (ni tan tan… ni tan poco).
3.       Distribuya en cada disco un poco de huevo duro picado y una aceituna (o ½) descarozada, más una porción del relleno frío.
4.       Moje los bordes de los discos con agua.
5.       Cierre las empanadas y hágales un repulgo.
6.       Colóquelas en placas enmantecadas y mantenga en la heladera hasta el momento de hornearlas (si las deja a temperatura ambiente la masa seguirá cobrando elasticidad y… ¡que desastre!).
7.       Cocínelas en horno requetecaliente hasta que estén doraditas. (Si su horno no calienta bien… ¡ni se moleste en ensayar la receta! Me echara la culpa a mí de que le queden “secas”…).
8.       Si quiere, en lugar de hornearlas puede freírlas en vegetalina o grasa de cerdo, medianamente caliente, salseándolas con una cuchara hasta que estén doraditas. En tal caso haga la masa más finita aún y una vez fritas escúrralas sobre papel absorbente y sírvalas (¡si se las da de criolla!) espolvoreadas con azúcar.





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