Dulce de leche enrejado
1. Aplastar sobre la mesa, hasta
deshacer bien, como una crema: 100 gramos de manteca, 1 yema y
2 cucharadas de azúcar molida. Recién
entonces agregarle harina de a poco (más o menos 1 taza) hasta obtener una masa
muy blandita y suave, que se pueda estirar (si le ponemos mucha harina, se hace
migas y se rompe).
2. Estirar la masa sobre la mesa muy
enharinada dejándola de ½ cm de espesor. Invertir sobre ella el molde para
tarta donde haremos el enrejado, y recortar un círculo que sea un poquito más
grande que la superficie del molde. Los recortes de masa los uniremos,
volveremos a estirar y cortaremos en tiras de 1 cm de ancho. Y en discos
chiquitos, cortados con la base de una boquilla de decorar.
3. Con el disco de masa, forrar el molde
de tarta, previamente enmantecado y enharinado. No importa si la masa se rompe,
pues presionando con las manos enseguida se une. Tratar de que cubra el molde
perfectamente, sin dejar ningún lugar libre y procurando que la masa llegue
bien hasta el borde del molde. Entonces, sí: rellenar la tarta con una capa
abundante de dulce de leche.
4. Decorar la tarta cruzando sobre el
dulce de leche las tiras de masa. Primero, una capa de tiras verticales,
distanciadas entre sí. Luego, otra capa dispuesta en sentido contrario (es
decir: perpendicular a la primera), a fin de formar el enrejado y dejar ver
el dulce de leche. (Si las tiras se
rompen, añadirlas colocando un pedacito al lado del otro, directamente sobre el
dulce).
5. Por último, terminar el borde de la
tarta en forma prolija, pegándole, ligeramente encimados, los disquitos de
masa. Pincharlos con un palillo o tenedor (como si perforaras botones) y
cocinar en horno caliente primero y más suave después, hasta que la superficie
esté como para comerla: dorada y crocante. Retirarla del horno, dejarla enfriar
y recién entonces dividirla en porciones. Cuando la pruebes, seguro que
exclamarás: “¡La ‘pastafrola’ ha muerto! ¡Viva el ‘enrejado’!”
¡Gracias, Susana!
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