viernes, 20 de enero de 2012

Pechuguitas con arroz



Bien caserito

Este es un clásico total. Es excelente para tener en la heladera y comer en cualquier momento.

Ingredientes

5 supremas de pollo
250g de jamón crudo
50g de manteca
1 cebolla picada
2 tomates grandes, pelados
1 morrón rojo
½ taza de blanco de apio
1 taza de arroz
Caldo de verduras caliente
1 hoja de laurel
½ cucharadita de tomillo
½ cucharadita de orégano
¼ de taza de perejil, picadísimo
Sal y pimienta, a gusto


Preparación

1.      Deseche la piel de las supremas (y los indeseables que encuentre a su paso…) y córtelas en bastoncitos (ni muy finos ni muy gordos). Reserve. Quíteles a las tajadas de jamón el cuerito y córtelas transversalmente en bastoncitos. Derrita la manteca en una cacerola y saltee en ella los bastoncitos de pollo y de jamón. Cuando el pollo se note cocido, escúrralo junto con los trocitos de jamón (pero no lave la cacerola…).
2.      En esa “grasita” que quedo en la cacerola, rehogue la cebolla. Agregue el blanco de apio picado y el morrón cortado en cuadraditos. Mezcle continuamente las verduras hasta que estén bien rehogadas. Agregue en la cacerola la taza de arroz crudo y mezcle con un tenedor hasta que los granos se noten traslúcidos. Incorpore entonces en la cacerola los trocitos de pechuga, los trocitos de jamón y los tomates picados con todo su jugo. Mezcle bien.
3.      Vierta en la cacerola el caldo de verduras caliente, en cantidad necesaria hasta sobrenadar 3 milímetros el nivel de los ingredientes (más o menos…). Mezcle. Súmele el perejil, la sal y la pimienta, a gusto. Baje el fuego y deje hervir hasta que el arroz esté listo.
4.      Apague el fuego, tape la cacerola y deje reposar durante 7 minutos aproximadamente. Pruebe el arroz y rectifique, o no, el razonamiento a gusto. Vierta la preparación en una cazuela precalentada (o fuente honda) y, si tiene ganas de trabajar más, adórnela clavándole alrededor triángulos de pan de molde secados al horno o fritos, frotados con ajo y apenitas de aceite de oliva.


Tip:

Apenas el arroz esté al dente, retire la cacerola del fuego, tápela y déjela reposar el tiempo necesario para que los granos terminen de desperezarse.


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