¿Vio como se les esta cayendo el pelo (perdón ¡el azúcar!) a las “tortitas negras” de la panadería? ¡Cada vez menos azucaradas! Para rescatar la personalidad de las mismas y que nuestros nietos conozcan realmente como deben ser, aquí le acerco una receta rendidora.
1) Prepare como siempre una “esponja”, disolviendo 25 gramos de levadura prensada junto con 1 cucharadita de azúcar y 1 cucharada de harina en ½ taza de leche tibia, batiendo bien hasta que se formen globitos, tapándola y dejándola en sitio tibio hasta que fermente.
2) Ponga entonces 400 gramos de harina sobre la mesa, haga un hueco en el centro y coloque allí la “esponja de levadura”, 5 cucharadas de azúcar, la ralladura de 1 limón (o esencia de vainilla), 2 huevos y un poquitito de sal.
3) Una todos los ingredientes en un bollo, agregando la leche tibia que sea necesaria hasta obtener una masa que no se pegotee. Amásela bien y luego póngala en un bol, tápela y déjela leudar en sitio tibio.
4) Estire la masa por partes dejándola de ½ cm de espesor, y corte en discos del tamaño que quiera hacer las tortitas.
5) Colóquelos “codo con codo” sobre placas enmantecadas y enharinadas, tápelos y déjelos leudar.
6) Pinte los discos con leche o agua (ligeramente) y cúbralos con azúcar negro mezclado con harina en la siguiente proporción: por cada ¼ kilo de azúcar negro, 1 y ½ cucharada de harina.
7) Una vez bien presionado el azúcar, meta las tortitas en horno caliente hasta que parezcan de panadería. ¡Y listo!
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