Que qué compré después de todo? Un ananás así de grande, del cual no desperdicié ni la cáscara... Sabe lo que hice con ella? La cepillé bien bajo el agua y la puse en una cacerola, cubierta con agua abundante más 1/2 taza de azúcar. Y dejé hervir todo hasta que el agua tomó gusto a ananás. Luego la colé, le agregué un poco de jugo auténtico de limón, la puse en una jarra y la metí en la heladera. Un refresco riquísimo! Cuando lo haga ponga a medio metro una abuela en guardia permanente. "Decimos una necedad y, a fuerza de repetirla, acabamos creyéndola" (VOLTAIRE). glú, glú, glú, glú!
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