Ya aparecieron sus cabezas calvas en las verdulerías. ¡Y ya toda la familia esta cansada de comerlas “a la parmesana”, “al gratin” o en “budín”! (quien dice “budín” dice “tarta” o “pastel”…). ¿Me ayuda a torcerles el destino? (“Llamamos ‘Destino’ a todo cuanto limita nuestro poder”). ¡Usémosla, entonces, como relleno del próximo matambre que compremos! ¿Cómo? Así:
- Matambre relleno con coliflor
1) Compre un matambre que no haya sido arrancado a mordiscos (vale decir: que tenga forma lo más parecida posible a un rectángulo) y quítele toda la grasita, pellejitos e indeseables que a mí no me gustan.
2) Entonces sazónelo con sal, pimienta, vinagre, orégano, ajos triturados, perejil, pimentón, ají molido… ¡Ufa! Todos los condimentos que se le ocurran. Déjelo estacionar en la heladera unas horas. O hasta el día siguiente.
3) Mientras tanto, hierva una coliflor (acuérdese de agregar al agua una ramita de apio y tapar bien la cacerola para que los vecinos no protesten…) hasta que esté cocida. Escúrrala.
4) Pique la coliflor y mézclela con 100 gramos de queso rallado y 3 claras de huevo (¿de qué van a ser, sino?). Sazone la mezcla con sal, pimienta y nuez moscada.
5) Extienda el matambre sobre la mesa, con la grasita hacia arriba, cúbralo con morrones al natural sazonados con sal y pimienta y extienda sobre ellos la mezcla de coliflor, en forma pareja.
6) Lo demás, como siempre: arróllelo doblando hacia adentro los bordes de los costados, cosa los bordes libres, ate con piolín como antes se fajaban a los recién nacidos… O si no le gusta coser… ¿quiere sorprenderse con el último consejo que me dio Amanda, la amiga de Dafne? Una vez arrollado, meta el matambre, bien ajustadito, dentro de una media de nylon (bien lavadita, se entiende… y sin el pie ni la “medibacha”…). Anude fuertemente los extremos y cocine en agua hirviendo con sal y verduritas, como si se hubiera gastado su sueldo en bolsas especiales para cocinar (ser pobre es comprenderlo todo…). Una vez tiernísimo, deje enfriar el matambre en el caldo, recién entonces escúrralo, prénselo y enfrié en la heladera. Única recomendación: ¡¡¡acuérdese de sacarle las medias antes de llevarlo a la mesa!!!
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