¿Entramos
ahora en la cocina y reeditamos el sabor de aquella masa de levadura
distinta a todas? Ponga en un bol 1 y ½ taza de harina, 2 cucharadas de
azúcar y 100 gramos de manteca; y frote todo con las manos hasta que la
manteca se desmigaje y la mezcla parezca “arena húmeda”. Agréguele
entonces 2 yemas y 1 cucharada de levadura prensada (25 gramos… ¡bah!)
diluída en 1/3 de taza de leche tibia. Una todo en un bollo agregando de
a poco más harina, hasta obtener una masa tiernísima, que no se
pegotee. Entonces… póngala en una bolsa de polietileno, colóquela en la
heladera… ¡y olvídese de ella hasta el día siguiente! Al día siguiente…
encontrará el mismo bollito miserable del día anterior. ¡Animo! Deje
tomar temperatura ambiente a la masa, estírela fino, conviértala en la
factura que más le guste.
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