Seguramente la fondue nació hace siglos
en alguna campiña suiza donde abundaban el queso y los invitados… ¡y faltaban
los platos!
O quizá proviene de esa manía
insoportable que tenemos todos de mojar el pan en la salsa para saber si esta
rica.
Lo cierto es que la cocina fácilmente
absorbe las modas.
Y pone a todo el mundo a disfrutar de
cosas ricas.
Hace unos años, se puso de moda preparar
una fondue de queso en casa que, lejos de reflejar carencias, era signo de
status.
Sin embargo, se trata de un plato
simplísimo: ¡Una salsa caliente de queso!
Aunque es una salsa caliente de queso algo borrachita. Los suizos la comen con
te, para que se digiera más fácil.
Eso sí, a veces lo más simple se puede
complicar.
O sea, hay algunos secretitos para que
sea todo un éxito (lea minuciosamente la receta paso a paso).
Aunque ahora estén de moda el sushi y
otras comidas, le propongo retomar la moda de invitar a parientes o amigos a su
casa a compartir una fondue.
Se sorprenderá de cómo, con poco gasto y
trabajo, podrá tener a sus invitados entretenidos por un largo rato.
¿Qué el queso está caro?
Si bien es cierto que la calidad del
queso es muy importante para el paladar, ¿me creería si le digo que logre hacer
esta salsa a la perfección con esos quesitos en forma de salchicha que harían
revolcar en su tumba a Brillant Savarin?
Hay que darle la razón a Goldoni: “El que no ha salido jamás de su país (léase:
cocina), está lleno de prejuicios”. Disfrute compartiendo la fondue, que es
un modo más de vivir momentos felices, aunque la mesa se convierta en un enredo
de hilitos de queso o pierda el pan en la salsa y tenga que cumplir con la
consabida prenda que eso implica.
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