En cuanto aparecen las cerezas, Carlos (el mío) me
enloquece para que le haga la torta que me enseñó a hacer Doña Margarita. Y
como tengo el “sí flojito”… ¡ahí va! Bata 6 yemas con 6 cucharadas de azúcar y,
cuando estén cremosas, agréguele 150 gramos de chocolate derretido en el horno,
6 claras batidas a nieve y sólo 2 cucharadas de harina común. Vierta la pasta
en una asadera enmantecada y enharinada de modo que quede de 3cm de espesor y
cocínela en horno moderado hasta que esté a punto, pero húmeda. Desmóldela,
córtela en dos a lo largo y ármela así: una capa de masa rociada con licor
Cherry, una capa de crema chantilly; una capa de cerezas descarozadas y
azucaradas; otra capa de torta. Y en la superficie: otra capa de chantilly, un
borde de dos hileras de cerezas descarozadas y, en el centro, rulos de
chocolate o chocolate en rama. Así las cosas, mande la torta al congelador…
¡hasta que parezca un postre helado! ¿Y qué es sino? ¡Glup! ¡Glup! ¡Glup!
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