Pues… La “pimienta verde” es… ¡pimienta en grano verde sin madurar!
(como las aceitunas… ¡bah!). La que yo he usado para experimentar recetas es la
excelente “pimienta verde de Bahía” que
viene en grano conservada en salmuera. Lucrecia Frías me la hizo probar y, de
yapa, me enseñó a hacer una salsa re-fácil y re-buena para lucirnos con
invitados buscadores de sabores nuevos. ¿Le cuento? Dore lentamente en 50
gramos de manteca 4 supremas de pollo, bien chatas y recortadas con buena
forma. ¡Nada de sal! Cuando estén doradas y bien cocidas escúrralas y afloje el
fondo de cocción con 1 cucharada de salmuera donde viene conservada la
pimienta. Raspe bien para que se forme una salsita, cuele y reserve. En otra
cacerola limpia haga hervir un vaso de vino blanco seco, hasta reducirlo a la
cuarta parte. Derrita ahora en una sartén 50 gramos de manteca, y mézclele 1
cucharada gorda de harina. Incorpórele entonces el fondo de cocción colado, el
vino reducido y un vaso de caldo de verduras y revuelva constantemente hasta
que hierva y espese. Llegado a este punto, aliviane la salsa con 4 cucharadas
de crema de leche y agréguele 1 cucharada de pimienta verde escurrida. Haga hervir
unos segundos, vuelque sobre las pechugas y adorne la fuente con grupitos de
verduras a la manteca, alternando los colores. La pimienta verde se agrega al
final –me explica Teresa- para que la preparación no salga picante.
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