La cocina está llena de fórmulas simples y eficaces. Hay que saber buscarlas. Porque no sólo se trata de seleccionar aquellas recetas que lleven menos ingredientes, sino que el equilibrio de sus proporciones sea el justo. Y esto sí que no siempre resulta fácil… ¿eh? Porque hablando en términos de cocina, cuando uno dice “equilibrio” quiere significar muchas cosas: poco gasto… poco trabajo… ¡y mucho gusto! Esta torta no le hará temblar las rodillas a ninguna repostera, pero le dará a usted la oportunidad de preparar montones de cosas ricas para la mesa del té. ¿Empezamos?
Torta básica
INGREDIENTES
Manteca, 125 gramos (blanda)
Azúcar, 200 gramos
Huevos, 2
Harina, 250 gramos
Polvo para hornear, 1 cucharadita (tamaño té), al ras
Esencia de vainilla, 1 cucharadita
PREPARACION
- Bata el azúcar con la manteca hasta que esté bien cremosa (la manteca, se entiende…).
- Separe las yemas de las claras.
- Agregue las yemas al batido de manteca, mientras sigue batiendo enérgicamente. Si quiere, para poner más fuerza en el batido, recite despacito esta estrofa de Almafuerte: “No te sientas vencido, ni aún vencido…/No te sientas esclavo, ni aún esclavo…/Trémulo de fragor siéntete bravo/y arremete feroz cual bestia herida…” ¿Listo?
- Tamice ahora la harina con el polvo para hornear.
- Aparte, bata las claras a punto de nieve.
- Mezcle la harina tamizada al batido de manteca en dos veces, alternando con las claras a nieve. Esta vez… ¡nada de “unirlas suavemente con movimientos envolventes”!... Tendrá que hacer una fuerza bárbara para incorporarlas; y luego batir un poco para ablandar y airear el batido.
- Perfume la mezcla con la esencia.
- Vierta en un molde enmantecado y enharinado, de modo que la preparación llegue hasta los 2/3 de su altura.
- Cocine en horno moderado, hasta que la superficie esté doradita y los costados de la torta comiencen a separarse de las paredes del molde.
- Desmolde sobre rejilla y, una vez fría, espolvoree con azúcar impalpable o cubra con el azucarado que más le guste.
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