Decía San Isidoro: “No es bienaventurado el que hace bien, sino el que lo hace sin cesar”. Salvando las aureolas, en cocina podríamos decir algo parecido: no hace bien a una alimentación equilibrada que se coma pescado una vez al año… sino que se transforme en una buena costumbre. ¿Qué se precisa para esto? A mi juicio: ¡buenas recetas! De esas que dan ganas de mojar el pan en la salsa… ¿probamos?
- Filetes sabrosones
1) Lave y seque 6 filetes de merluza (o lo que quiera) aunque en realidad… ¿para qué los va a secar?
2) Rocíelos con jugo de limón, condiméntelos con sal y déjelos así en la heladera 1 hora (o más, si así le conviene).
3) Pele y corte 3 papas grandes en rodajas bien finitas; y tapice con ellas una asadera bien aceitada.
4) Espolvoréelas con sal, 2 cucharaditas de ají molido, 1 cebolla grande picadita, 1 cucharadita de pimentón y 1 cucharadita de orégano (o albahaca picadita). Rocíe con aceite.
5) Ponga la asadera en el horno, así las papas van cocinándose.
6) Remoje 4 tajadas de pan lácteo en abundante jugo de limón. Exprímalas ligeramente (esto quiere decir poco) y mézclelas con 2 cucharadas de queso rallado, 6 dientes de ajo picaditos y rehogados y 2 cucharadas de perejil picadito. Sale a gusto o no.
7) Rellene con esta pasta los filetes, enrolle y sujete con palillos.
8) Retire las papas del horno y agrégueles 1 morrón gordo cortado en cuadraditos, más 2 cubitos de caldo de verduras desmenuzados, 2 hojas de laurel y ¼ de taza de vino blanco.
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