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viernes, 30 de agosto de 2019

Masitas sin cocción



Cuando yo era chica, más de una vez alguien tocaba el timbre de casa para pedir un vaso de agua. Y lo hacíamos pasar, lo atendíamos… ¡y nos parecía lo más natural del mundo socorrer al prójimo! Los tiempos cambiaron. La inseguridad nos ha encerrado en nosotros mismos. La desconfianza se ha impuesto y el miedo nos ha invadido.

¿Qué nos ha pasado a los argentinos? ¿Cuántas buenas costumbres hemos perdido en el camino? Antes, jugar en la vereda era como jugar en el patio de casa. No existía el peligro. Y tampoco las rejas y las puertas blindadas. Y si alguien llamaba a la puerta pidiendo un vaso de agua, lo hacíamos pasar y le brindábamos ayuda. El mal de este siglo, peor que una pandemia de gripe, es la desconfianza provocada por la inseguridad, fruto de la pobreza, la droga y la ausencia de protección. Confieso que hoy, con un poco de miedo, le pasé por entre las rejas una botella con agua a un joven que tiraba de un carrito.
¿Irresponsable? Quizás, pero la verdad es que si ustedes no existieran o no se estremecieran ante la injusticia, no se conmovieran ante el sufrimiento de los demás y no supieran amar al prójimo y valorar el milagro de la vida (como yo), ¿adónde irían a parar mis pequeñas reflexiones? ¿Quién sería capaz de leer y entender lo que escribo entre líneas?

Por suerte nos parecemos y, a través de estas páginas, nos comunicamos. Ah, y también cocinamos porque, como dijo San Agustín: “Puesto que elegís lo que queréis comer… elegid lo que queréis decir”. ¿Elegimos algo dulce para compartir a la hora del té?

Masitas sin cocción

1. Derrita 100 gramos de manteca con 2 cucharadas de cacao amargo, 1 cucharada de azúcar negra y 2 cucharadas de miel de maíz.

2. Revuelva hasta que hierva 1 minuto. Retire del fuego y mezcle con 2 tazas de galletitas de chocolate trituradas.

3. Vierta la mezcla en una asaderita enmantecada. Deje enfriar y cubra toda la superficie con chocolate cobertura derretido.

4. Lleve a la heladera hasta que el chocolate se endurezca, corte en cuadraditos y ¡glup!


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