¿Le enseño a hacer unos alfajorcitos llenos
den magia, increíblemente fáciles e increíblemente ricos, para endulzar el
recuerdo de la abuela Catalina que un 17 de septiembre planto su juego llevándose
escondidos una hojita de eucalipto, unas cascaritas de pan negro y unos
trapitos de color? Bata 100 gramos de manteca con 100 gramos de crema de leche
y, cuando todo esté unido, agréguele 200 gramos de harina, hasta formar una
masa tiernísima. Entonces estírela fina, corte en discos chicos y cocínelos en
horno caliente hasta que estén sequitos y suavemente dorados. Una vez fríos únalos
con dulce de leche y, si quiere, píntelos con chocolate cobertura disuelto (¡cuidado…
que se rompen!). ¿Qué a cuáles se parecen? ¿Es que acaso hay que parecerse a
alguien para ser importante? “A nadie te
pareces desde que yo te amo; / déjame tenderte entre guirnaldas amarillas. / ¿Quién
escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur? / ¡Ah!... déjame
recordarte como eras entonces, cuando aún no existías…” (P. NERUDA).
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