… pero la única efectiva es no
comprarla. Como de ninguna manera quiero atacar a tan rico producto, base de
numerosas exquisiteces, me limito a sugerirle: aunque sea una vez cada tanto… ¿por
qué no ensaya repostería con aceite? La cocina centroeuropea tiene fabulosas
recetas. La cocina norteamericana, también. No recuerdo en este momento por qué
continente anduvo mi tijera; pero sí puedo asegurarle es que esta torta salió
fabulosa, económica y “apta para todo público” (Néstor Tato). Bien decía Pitágoras
que “El poder habita cerca de la
necesidad” ¿No llegó a juntar 840 pesos para el pan de manteca? Entonces
mida ¼ de taza de aceite sin mezcla de oliva y haga al pie de la letra todo lo
que le digo: disuelva ¼ de taza de cacao en un poco más de ¼ de taza de agua
caliente y déjelo enfriar. Aparte, tamice 7/8 de taza de harina, 7/8 de taza de
azúcar, 1 ½ cucharaditas de polvo para hornear y apenitas de sal. Ponga todo en
un bol, haga un hoyo en el centro y coloque en él: aceite, 4 yemas sin batir,
el cacao disuelto y un poco de esencia de vainilla. Y bata bien hasta que todo
esté lisito y haga blú, blú, blú (también puede hacer gló). Por otra parte (“Tened paciencia y tendréis ciencia” GRACIAN) bata las 4 claras
sobrantes más ¼ de cucharadita de cremor tártaro, hasta que tengan punto de
nieve bien firme (Deseo confesarle que, a falta de cremor tártaro yo usé otro
tanto de polvo para hornear…). Y entonces póngase el gorro blanco de lujo
porque aquí viene el secreto del éxito: vuelque el batido de yemas en una capa finita
sobre las claras y envuélvalas como si diera vuelta a la cuerda con cámara
lenta. Repita así la operación SIN MEZCLAR NI BATIR para que las preparaciones
no pierdan volumen y queden suficientemente aireadas. (¡Ufa con las
exquisiteces!) Entonces vuelque en un molde SIN ENMANTECAR NI NADA DE NADA y cocine en horno precalentado a temperatura
regular hasta que este cocida como cualquier torta. Pero para desmoldarla…
STOP! Invierta el molde sobre los bordes de dos recipientes de modo que “quede
en el aire” y deje escapar libremente el vapor. Recién cuando se enfríe pase un
cuchillo por el contorno, de vuelta y exclame libremente “¡Oh!...” El
aterrizaje será perfecto. Quedará luego en sus manos vestirla con alguna
cubierta o rellenarla con lo que se le antoje. Ahora sí: pruébela. ¿Verdad que
es mejor ensayar cosas nuevas que protestar contra los precios? “Más se consigue con la dulzura que con la
violencia” (LA FONTAINE). (¿Y POR QUÉ NO YO?).
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