Ya
perdí la cuenta del número de recetas de pan dulce que le dí en esta sección.
Pero como soy una convencida de que todos los días se puede hacer algo mejor
que el día anterior… ¡sigo ensayando fórmulas nuevas! Este, por ejemplo, se
hace en dos tiempos: uno, mínimo, para hacer levar el bollito de levadura; y
otro, más amplio, para hacer levar el pan ya moldeado. Y además toda la
paciencia que haya heredado. (“Todo poder
humano se forma de paciencia y de tiempo.”) Ponga en un bol 150 gramos de
harina, haga un hueco en el centro, coloque allí 35 gramos de levadura diluída
en ½ taza de leche tibia, más 1 cucharada de azúcar, y amase todo hasta obtener
un bollo blandito. Tápelo y olvídese de él hasta que esté bien hinchadito y
doble su volumen. Entonces ponga sobre la mesa 450 gramos de harina en forma de
corona (las recetas antiguas ignoran los valores republicanos) y coloque en el
centro todo esto: ½ cucharadita de sal, 150 gramos de manteca derretida, 200
gramos de almendras 150 de pasas de uva sin semilla, 100 de fruta abrillantada
picadita, la ralladura de un limón y 3 huevos. Una todo y agréguele el bollito
de levadura. Y siga amasando y agregando un poquito más de harina, hasta que
todo esté convertido en una masa elástica y blanda, que no se pegue a las
manos. Llegado a este punto, olvídese que su marido no le compró el molde para
pan dulce que todos los años le pide y elija la cacerola de siempre. Fórrele el
fondo con papel manteca, enmanteque y enharine su interior y vuelque en el la
masa. Luego, con una poderosa hojita de afeitar, hágale a la superficie un
corte en forma de triángulo, tape y deje en lugar tibio mientras usted saborea
por adelantado el éxito. (“Somos tan ególatras
que cuando leemos no buscamos en el texto al autor, sino a nosotros mismos” RAMÓN
Y CAJAL.)
¿Ya comenzó la masa a tomar forma de
pan dulce? Voy a confiarle, entonces, la clave del éxito (“La experiencia es la suma de nuestros desengaños”): cocínelo en
horno bien suavecito para que el calorcito lo haga levar más y el interior
resulte bien cocido. Luego, justo un ratito antes de retirarlo del horno, píntelo
con huevo batido y vuelva a cocinarlo hasta que la superficie esté dorada y
brillante. ¿Probó alguna vez pan dulce casero más rico? Le doy permiso para que
dé una miradita a lo que hicimos el año pasado: “En lo pasado está la historia del futuro” (D. CORTES). ¡Glup!
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