Mi
último ensayo se llama “krentenbollen” y la traducción sería: ¡unos
bollitos de pasas delciosos! ¿Le cuento? Mezcle en un bol todo esto: ½
taza de leche tibia, 30 gramos de levadura prensada, 3 cucharadotas de
azúcar, 50 gramos de manteca blanda, 1 huevo y la ralladura de 1 limón.
Entonces agréguele 100 gramos de pasas sin semilla y aproximadamente 300
gramos de harina, hasta obtener un bollo tiernísimo. Luego castíguelo
con todas sus fuerzas contra la mesada, como si quisiera arreglar el
mundo. Antes de darse por vencida, enharínese las manos, dé a la masa
forma de bollo y déjela tapada en un bol, en sitio tibio, hasta que
duplique su volumen. Entonces sí, moldee en forma de bollitos, póngalos a
leudar sobre placas enmantecadas y finalmente métalos en horno caliente
hasta que estén doraditos. En cuanto los retire del horno, pínteles la
frente con una pasta hecha con leche y azúcar y luego ahóguelos con
azúcar impalpable tamizado. Imagínese el resto: ¡glup! ¡glup! ¡glup!
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