Páginas

jueves, 29 de mayo de 2014

El sueño del barquillo propio



Cucuruchos verdaderamente irresistibles


No se trata de ningún modelo con motor fuera de borda, sino de esas masas finitas, crujientes, modeladas en forma de cucuruchos y rellenas con cremas, helado, o, simplemente, ¡imaginación! Cuando yo era chica (¡y claro que alguna vez lo fui!) mama los hacía calentando sobre fuego de carbón una especie de tenazas de hierro que terminaban en dos planchas rectangulares (estriadas por dentro) que atrapaban la masa y la devolvían “chatita como cinco de queso”, y doradita de ambos lados. En cuanto la dejábamos enfriar (si la dejábamos)… ¡crunch! Se deshacía en mil miguitas. Otras, mamá, apenas cocida, la moldeaba en caliente dándole diferentes formas: cucuruchos, cilindros, hojas arqueadas… He recibido muchas cartas pidiéndome la receta de estos “cucuruchos”. No es fácil hacerlos en casa sin esas “tenazas” hoy desaparecidas del mercado familiar. No obstante, esta semana les acerco una receta bárbara (por lo rica y crujiente) para aproximarnos lo más posible a la auténtica.

INGREDIENTES

(para 8 cucuruchos medianos, aproximadamente)

Azúcar, 100 gramos
Claras, 2
Harina, 50 gramos
Manteca derretida y fría, 50 gramos (o margarina vegetal, si está a dieta)

PREPARACION

1.      Ponga en la batidora (y si no tiene batidora bata a pulmón con el batidor de siempre) las 2 claras y el azúcar.
2.      Bata 4 minutos (hasta que se haga un “pasticchio” espesito. ¡Pero nada de “punto merengue”!
3.      Agréguele, sin dejar de batir: primero los 50 gramos de harina y luego la manteca derretida, agregada en forma de hilito.
4.      Vuelque el batido en un bol y mézclelo bien.


COCCION Y MOLDEADO

1.      Enmanteque (o enmargarine) una placa para horno y caliéntela unos segundos en horno bien caliente.
2.      Vierta sobre la placa, espaciadas, 2 cucharadas de la pasta preparada. Extiéndalas con la misma cuchara, dándoles forma circular y sin preocuparse de que queden demasiado transparentes. Cuanto más finas, mejor.
3.      Coloque la placa en horno “re-que-te-re-caliente” hasta que la masa se desmaye y comience a dorarse a partir de los bordes.
4.      Pase la placa al grill del horno (la parte de abajo donde hace el asadito) o al grill eléctrico que le haya prestado su vecina, para que la masa se seque también de arriba y se dore… ¡sin quemarse! Este paso lleva apenas unos segundos.
5.      Retire la placa del horno y, con la velocidad de una dueña de casa veterana, despegue cuidadosamente con espátula un disco de masa y allí nomás, sobre la placa caliente, enrósquelo en forma de cucurucho. Enseguida levántelo y apoye sobre la mesa con el borde libre hacia abajo. Esta masa enseguida se enfría. Y, al hacerlo, se endurecerá y volverá crocante (pero a la vez, sumamente frágil). Actúe todo el tiempo con manos de ángel…
6.      Proceda igual con el otro disco de masa. Si por casualidad (¡Gambrinus no lo quiera!) se hubiera endurecido, coloque la placa unos instantes en el horno, para “aflojarla”.
7.      Cuando todos los cucuruchos estén hechos, y ya fríos, guárdelos cuidadosamente en un recipiente con tapa hermética, sin aire, para que se mantengan crujientes hasta el momento de rellenarlos.

VARIANTE FRANCESA: ¡LAS FAMOSAS “TUILES”!...

1.      Prepare la masa como indicamos en los barquillos.
2.      Cuando extienda sobre la placa enmantecada y caliente los medallones finísimos de la pasta preparada, salpíquelos con almendras peladas (sin la cascarita marrón) y cortadas en tiritas.
3.      Cocine los medallones de masa como indicamos: primero en el horno bien caliente; y luego un golpe de grill para secarlos bien. Mientras tanto, enmanteque el mango de una cuchara de madera o un palote no muy grueso o lo que le parezca mejor.
4.      Una vez sequitos los medallones de masa, levántelos con una espátula y colóquelos, con las almendras hacia arriba, apoyados sobre el cilindro de madera que enmantecó (mango de cuchara o palote). Déjelos enfriar así para que tomen la forma de tejas arqueadas (“tuiles”).
5.      Una vez frías, acomode las tejas sobre una fuente, con la parte ahuecada hacia arriba y, en el momento de servir, rellénelas con la crema que prefiera y adórnela con frutas secas o rulos de chocolate o las frutas rojas más tentadoras de la estación. ¡O nada!
6.      Siempre es conveniente rellenar las “tejas” a último momento, para evitar que el relleno ablande la masa. La misma recomendación vale para los barquillos.

DOS IDEAS PARA RELLENAR BARQUILLOS O “TUILES”

·        Crema chantilly espumosa:
Bata 200 gramos de crema de leche con 3 cucharadas de azúcar hasta que espese casi, casi, a “punto chantilly”. Mézclele suavemente 2 claras a nieve. Rellene los cucuruchos a último momento poniendo la crema en manga para decorar. Incruste en cada uno una frutilla gigante o cereza, ¡o lo que quiera!

·        Crema para comer sin culpa (mejor dicho: sin yemas):
Ponga en una cacerolita 1 y ½ taza de leche fría y 1 y ½ cucharada gordita de fécula de maíz, mas 3 cucharadas (al ras) de azúcar. Agréguele 1 y ½ cucharada de gelatina sin sabor, remojada en ¼ de taza de agua fría. Revuelva continuamente sobre el fuego hasta que hierva y espese. Vuelque, en caliente, sobre 1 clara batida a nieve. Separe en dos partes. Mezcle a una parte 2 cucharadas colmadas de cacao dulce instantáneo. Y a la otra, 2 cucharadas de dulce de leche. Enfríe en heladera hasta que tomen consistencia y… ¡a la cargaaaaaaaa! ¡Glup!



No hay comentarios:

Publicar un comentario