Déjeme repetirle una receta que hace añares le di: “Christmas cake”:
una torta negra de frutas con reminiscencia de la tradicional torta de
bodas. La idea me pareció buena para cosechar todas las frutas secas que
queden esta noche y transformarlas luego en esta torta húmeda que, bien
envuelta, podrá esperar tranquilamente hasta el 31… ¡o hasta la Navidad
del año que viene! ¿Me cree? “No destruyáis las creencias que hacen a otros felices si no podéis inculcarles otras mejores”
(Lavater). Le doy la receta reducida a la ¼ parte: Bata 1 taza de
azúcar negro con 100 gramos de manteca; y, sin dejar de batir,
incorpórele: 2 yemas y ¼ de taza de melaza o miel de maíz bien oscura.
Aparte, espolvoree con ¼ de taza de harina todas estas frutas: 125
gramos de pasas de uva gigantes (aunque no tenga vocación de mártir,
quítele las semillas una por una pensando en esta frase de Lucano: “Toda cosa noble cuanto más cuesta, más agradable resulta”),
50 gramos de cáscaras de naranja abrillantadas y picaditas, 50 gramos
de ciruelas tiernizadas, descarozadas y picadas, e igual cantidad de
dátiles y de cerezas glasé, más ¼ kilo de nueces peladas y enteras.
Hecho esto, tamice en otro bol: 1 taza de harina con ½ cucharadita de
bicarbonato de sodio, ½ cucharadita de canela, ¼ de cucharadita de clavo
de olor molido y ¼ de cucharadita de nuez moscada rallada. Entonces
cobre coraje y mucha fuerza y agregue al batido de manteca los
ingredientes secos, mas 4 cucharadas de coñac y las frutas picadas. Por
ultimo, únales suavemente las 2 claras batidas a nieve. PASO FINAL:
Vuelque en un molde enmantecado forrado con papel enmantecado y
enharinado y cocine en horno tirando a suave, todo el tiempo que sea
necesario. Para que no se seque, coloque en el piso del horno un jarrito
con agua y retírelo 10 minutos antes de finalizar la cocción. Una vez
desmoldada y fría, cúbrala con una buena capa de azúcar blanco (¿qué tal
el “azucarado de 7 minutos” que le doy a continuación?) y, a
toda velocidad, antes que el baño se seque, incrústele trocitos de fruta
abrillantada de todos colores, más nueces y almendras, ¡y piñones! si
es que tuvo la suerte – como yo – que Noemí Parodi me regale un montón
de su propia cosecha. “La suerte… ¿No es a veces la más insolente de las aristocracias?” (Etienne Rey) ¡Glup!
BAÑO DE
AZÚCAR DE 7 MINUTOS:
Ponga
en una cacerolita 2 claras, 1 y ½ taza de azúcar y ½ cucharadita de
cremor tártaro. Mezcle. Mientras tanto, ponga a hervir agua en una
sartén o cacerola baja. En cuanto el agua hierva, apoye el bol donde
esta la mezcla y bata enérgicamente en este “baño de María hirviente”
durante 7 minutos (le aconsejo hacerlo con batidora eléctrica… o marido
musculoso…).
En
cuanto se forme un azucarado espeso, retire del fuego, siga batiendo
mientras le incorpora 1 cucharada de jugo de limón… ¡y cubra con el
enseguida la torta pues seca muy rápido!
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