1-Ponga
en una cacerola ½ taza de leche y ½ taza de agua más una cucharada de aceite y
un poquitito así de sal.
2-Coloque
sobre fuego fuerte, y cuando rompa el hervor, agréguele de golpe una taza de
harina.
3-Revuelva con cuchara de madera hasta que la masa se aglutine formando una pelota de engrudo pesado, mejor dicho, pesadísimo, casi sin nada de humedad.
4-Llene con esta masa la
"churrera". Si no la consigue... ¡desista de hacer churros caseros! pues
una sola burbuja de aire deslizada en la masa podría explotar en el aceite y
provocar un desastre. ¿Quién le dijo que pueden
hacerse con una manga de repostería? Yo no me responsabilizo. La masa debe
resultar tan dura que al apretar la churrera contra su barriga ...seguro que
entra en silueta!
5-De a los churros la forma que quiera (¿bastones o roscas?) y fríalos en abundante aceite caliente hasta dorar muy bien. Escúrralos y revuélquelos por azúcar molida.
Si
no tiene una jeringa para poder rellenarlos, cómalos "manchándolos"
con un poco de dulce de leche y un buen mate, como lo hacemos los argentinos!
¡¡¡Glup!!!
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