A propósito de tener a mano, es probable
que meses después de las fiestas haya quedado por ahí algún pan dulce.
Deshágase de él con espíritu constructivo
y conviértalo como por arte de magia en un “budín de pan dulce”.
Para un budín chiquito (allá usted si
multiplica los ingredientes) mezcle una taza de “migas de pan dulce” con 1 taza
de leche caliente. Añádale 2 huevos previamente batidos con 4 cucharadas de azúcar
y ralladura de limón. Ponga la mezcla en una budinera acaramelada y cocínelo a baño
María hasta que esté firme. Déjelo enfriar
en el molde, desmóldelo y sírvalo solito o con alguna salsa de su
preferencia.
El único arte, al servir el budín, consistirá
en no decirles a los invitados que está hecho con despojos.
Después
de todo, “la ignorancia es madre de la admiración”,
como escribió allá lejos y hace tiempo San Agustín.
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