Como para derretirse
Pariente
de la pizza, ¡qué ricas son las fugazzetas con un buen vaso de cerveza fría!
Ingredientes
Harina,
1 taza
Aceite,
1 cucharada (y cantidad necesaria para freír)
Sal,
a gusto
Agua
tibia, c/n
Queso
fresco, c/n
Preparación
1. Para la masa, coloque la harina sobre la mesa y hágale un hueco en
el centro. Luego, ponga allí la cucharada de aceite y sal a gusto. Mezcle todos
los ingredientes mientras le incorpora la cantidad de agua tibia necesaria como
para unir todo en un bollo tierno, que no se pegotee. Trabaje la masa sobre la
mesa (agregándole un poquito más de harina,
o agua, si fuera necesario) hasta lograrla bien lisa y elástica. Tape el bollo
de masa flojamente y déjela descansar ½ hora sobre la mesa.
2. Una vez descansada la masa, estírela por partes hasta dejarla fina
como para un strudel (finita como papel… bah). Recórtela en discos de 2 tamaños,
unos ½ cm más chicos que los
otros (continúe estirando el resto de masa por partes y recórtela de igual
forma). Coloque en el centro de cada uno de los discos más grandes un trozo de
queso fresco. Tape el queso con los discos más chicos y presione bien para
evitar que el queso se escape durante la cocción.
3. Levante los bordes del disco grande y dóblelos hacia adentro, como
si estuviera marcando un dobladillo. Ponga suficiente aceite en una sartén y caliéntelo
bien. Ponga a freír las “fugazzetas”, sin encimar, y con el dobladillo hacia
abajo hasta que se doren apenitas. Mientras se fríen… ¡ni se le ocurra darlas
vuelta!
4. En cuanto la masa se note cocida y las fugazzetas se inflen sacando
panza… ¡escúrralas y sírvalas enseguida! Deben comerse apenas escurridas, antes
de que la panza se desinfle… ¡Y la cerveza se caliente!
Tip:
Mientras
las fríe, báñeles la panza con el aceite, ayudándose con una cuchara, para que
salgan bien doraditas y ultra ricas.
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