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viernes, 29 de abril de 2011

El que guarda siempre tiene...



Y esta vez no me refiero a “dinerillos” sino a algo mucho más accesible para los que adoramos los “tallarines al pesto” o a la “Scarparo” (esos que se aderezan con una buena salsa de tomates enriquecida con pesto…). El tema lo sugirió un amigo lector de Temperley – Pedro Lettieri - : ¿Cómo decía usted que se podía conservar la albahaca para poder hacer pesto en pleno invierno?”…
En una oportunidad aconsejé conservar las hojitas en aceite, igual a como indica en su interesante libro Lila Bonfiglioli de Wehberg (“El arte de sazonar con hierbas y especias”): lave las hojitas de albahaca, escúrralas, colóquelas en frascos esterilizados y cúbralas con aceite de buena calidad. Ella agrega otro método: haga ramilletes, átelos y póngalos “boca abajo” a colgar en la sombra. Desde ya: una vez secas las hojitas, guárdelas en frascos de cierre hermético. ¿Una última, de mi propia cosecha? Lave y escurra las hojitas de albahaca, extendiéndolas sobre una bandeja y congélelas en el freezer. Una vez duras de frío… ¡pulverícelas, enváselas y manténgalas congeladas hasta que las necesite!



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