- Limpie 1 kilo de calamares como usted acostumbra: quíteles la piel a los cuerpos y aletas, délos vuelta, ráspelos bien, lávelos, corte los tentáculos más gruesos, quíteles las adherencias y piel… Usted sabe.
- Vierta aceite en una cacerola hasta cubrir el fondo de un espesor de 2 milímetros. (¡Ufa!) Caliente.
- Corte los cuerpos de los calamares en rodajas y, junto con las aletas y tentáculos, póngalos en el aceite caliente. ¡Plaf!
- Agregue en la cacerola ½ cucharadita de pimienta en grano, así de poquito de orégano, pimentón, ají molido, 1 hoja de laurel y 1 cubito de caldo de verduras.
- Tape la cacerola y baje la llama al mínimo.
- Déjelos cocinar despacito en el propio líquido que sueltan, hasta que estén tiernos. (Si tardaran en enternecerse, agregue en la cacerola un poco de agua caliente y hierva unos minutos más).
- Cocine destapado los últimos minutos, hasta que el agua se evapore y sólo quede la salsita de aceite. Guarde en frascos bien tapados, en la heladera.
- No se olvide de ventilar la casa antes, durante y después.
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