De vuelta en casa, corrí
a buscar el último libro de mi querida Ketty Pirolo – de ascendencia griega – y
copié especialmente para usted la receta de los curambiedes, unas masitas
almendradas deliciosas, cuyo “robo transitorio” ella seguramente me autorizará.
¿Le cuento? Bata 200 gramos de manteca hasta obtener una crema; entonces
agréguele, de a poco, 1 taza de azúcar impalpable tamizada y siga batiendo
hasta que todo esté espumoso. Entonces mézclele 1 yema, ¾ de taza de almendras
peladas, tostadas y muy picadas, 1 cucharada de coñac, esencia de vainilla y 4
tazas tamaño té de harina tamizada con ½ cucharadita de polvo para hornear. La
masa debe tener la consistencia de una masa frola (si es necesario, agregue un
poquito más de harina). Deje descansar 20 minutos y luego moldéela en forma de
empanaditas pequeñas; entonces incruste a cada una 1 clavo de olor (optativo),
colóquelas sobre placas enmantecadas y enharinadas y cocínelas hasta que la
base se note dorada (sic).
Al retirarlas del horno,
rocíelas con agua de azahar y espolvoréelas con una lluvia de azúcar
impalpable.
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