Quienes diariamente trajinamos en la cocina
conocemos perfectamente la importancia de las hierbas para saborizar diferentes
comidas.
Pero muchas veces ignoramos el valor que estas
tuvieron para diferentes culturas. El estragón, por ejemplo, era para los
árabes una planta milagrosa capaz de purificar el aire de la peste.
También la elegían para rendir honores a un huésped,
algo que es muy importante en todas esas culturas.
Por otra parte, la salvia era considerada en la
antigüedad una hierba sagrada que otorgaba fecundidad y devolvía la vida (yo
sólo recuerdo que mi abuela solía hacer con esta hierba un té que, aseguraba,
hacia bien a la digestión…).
En cuanto al perejil, no es planta de los inocentes
o los que no tienen nada que ver con un crimen por los que injustamente se los
acusa… ¿Sabía que con esta hierba (y no con el laurel) se hacían antiguamente
las coronas trenzadas para los juegos de Hércules o para coronar a los poetas,
a fin de favorecer su inspiración? Con respecto al laurel, se le atribuían
poderes mágicos para ahuyentar a los demonios y las epidemias.
Y por si esto fuera poco… los médicos de entonces lo
recomendaban para curar úlceras, torticolis y torceduras. También aseguraban
que quien se refugia bajo su sombra no podrá ser alcanzado por el rayo de la
tormenta.
En cuanto a la albahaca, para los romanos era el
símbolo de los enamorados y su nombre, derivado del vocablo griego basilicón,
quiere decir real.
Además de ser la base indispensable de un buen
pesto, hay infinidad de historias y leyendas referidas a esta aromática. Y
aunque se dice que: “Donde crece la albahaca no falta plata”…
¿Mi opinión?
¡Confórmese con aprovechar la albahaca fresca de
primavera para decorar la pizza Margarita!
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