Se
los conoce también como “cabellos de ángel”. Son yemas batidas que se
cocinan en almíbar a punto de hilo fuerte (cuando levantando un poco con
la cuchara y dejándolo caer, se forma un hilo de almíbar constante, que
no se corta).
Las
yemas se vierten en la olla en forma de hilo, utilizando una especie de
manga con pico muuuy fino. Así se forman hebras que semejan ¡los
cabellos de un ángel! (La cocina tiene sus propias locuras...) Se
utilizan en repostería para la decoración de tortas, postres y masitas.
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