Tome una tableta de chocolate común para taza, del bueno (usted me entiende…); o, si prefiere chocolate cobertura. Cerciórese de que el chocolate esté a temperatura natural, fácilmente maleable.
Empuñe un pelapapas bien filoso, haga de cuenta que la tableta es un tubérculo gigante y rebánelo de abajo hacia arriba por una de sus aristas, a fin de convertirlo en “rulos”. No se aflija si al principio sólo obtiene “rulitos”. ¡Roberto Giordano no se hizo en un día!
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