Ahora volvamos a Bernal… ¿Sabe que aprendí a hacer los “wantan”? ¡Adivinó! Son una especie de cappellettis fritos y livianísimos de la cocina china, que rociados con salsa de tamarindos son, realmente, una locura. Se los quiero explicar porque se hacen “con nada”, siempre y cuando la salsa la compre hecha en una de las tantas rotiserías chinas.
Haga una masa con 1 taza de harina tamizada, sal, 1 huevo batido, 1 cucharadita de aceite, otra de vinagre y dos o más cucharadas de agua. No debe pegarse ni a los dedos ni a la mesa. Tape el bollo y déjelo descansar mientras prepara el relleno. Usted puede hacer el relleno con lo que se le antoje, masacrando cualquier sobrante en la máquina y sazonándolo con salsa de soja… Salvo que todavía le quede algo del aguinaldo y quiera seguir esta fórmula más ortodoxa: mezcle 60 gramos de queso crema con 2 cebollitas de verdeo picaditas, 60 gramos de camarones (o pechuga de pollo cocida) bien picaditos, todo sazonado con sal, pimienta y salsa de soja. Los “wantan” se arman así: tome una porción de masa, estírela transparente como papel de seda y córtela en cuadrados de 5 a 6 cm de lado. Coloque en el centro un montoncito de relleno, moje los bordes con huevo batido y cierre en forma de empanaditas triangulares. Luego tome los extremos de la base y únalos llevándolos hacia atrás (como si armara un cappelletti), y pegándolos con huevo. MANTENGALOS EN LA HELADERA hasta el momento de cocinarlos. Entonces, sí: caliente abundante aceite de buena calidad (le sugiero maíz) y échelos en la fritura sin que se superpongan. En cuanto estén sequitos y dorados, escúrralos y sírvalos ofreciendo aparte salsa de tamarindos, comprada. Aunque, entre nosotros… ¿sabe qué ricos son así, nomás, desnudos, para acompañar un buen vaso de cerveza? ¡RE-QUE-TE-GLUP!
No hay comentarios:
Publicar un comentario