Pese a lo que un día me dijo mi amiga Mirta de Caballito, yo insisto en que para mí la pizza sin orégano no es pizza (o es pizza sin orégano...). Y por eso (para mí) las galletitas que tienen orégano tienen gusto a pizza. Sin entrar en competencia con ninguna industria galletitera (pues de lo contrario jamás conseguiré un anunciante) le explicaré ahora cómo hacer unas "horribles" galletitas (ja, ja, ja) que se me ocurrió inventar el otro día para servir como ingrediente de un proletario vermut.
Gallezzitas (mezcla rara de "galletas" y "pizzitas"
Pique finamente 1/2 cebolla.
Agréguele una cucharadita de sal (chica), 1/2 cucharadita de ají molido, 1/2 cucharadita de orégano, 50 gramos de margarina y 1 huevo.
Aplaste todo con un tenedor hasta obtener una pasta.
Agréguele 6 cucharadas panzonas de harina común tamizadas con 1/2 cucharada de polvo para hornear (cucharada de sopa!).
Amase hasta obtener un bollo, agregándole un poco más de harina si hiciese falta.
Estire de 3 mm de espesor, corte en discos tamaño tapa de café instantáneo chico.
Acomódelas sobre placas enmantecadas y enharinadas y cocínelas en horno fuerte primero y suave después para que queden sequitas y crocantes. No deben dorarse demasiado.
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