(el gusto de “comer algo dulce”, abrir la heladera… ¡y hacer algo rico con lo que encuentre!)
1) Bata esos 25 gramos de margarina olvidados en cualquier lado, con 1 yema y 2 cucharadotas de azúcar, hasta obtener un pasticchio.
2) Agréguele 3 cucharadas de ese vinito blanco de siempre y 2 cucharadas panzonas de harina leudante.
3) Entonces mézclele esa pobre pera huérfana de compañía que encontró en la heladera pelada y cortada en trocitos.
4) Por último, mézclele suavemente la clara batida a nieve.
5) Vierta en un moldecito tipo budín inglés enano (Nº1) enmantecado y enharinado (y con un papel impermeable en el fondo) y cocínela en horno moderado hasta que crezca, se dore… ¡y usted vuelva a creer en los milagros!
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