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jueves, 17 de noviembre de 2016
Galletitas de maicena
Blanca Cotta propone usar la maicena para experimentar sabores sin TACC y compartir a cualquier hora.
Mi padre solía poner al pie de las pruebas escritas de sus alumnos una frase que, sin duda, algún egresado de la Escuela Normal de Quilmes que lea esta nota, recordará con una sonrisa: Persevera y triunfarás. El estaba convencido de que sólo la capacitación y la constancia en el estudio nos permitiría estar mejor. Y no sólo en la escuela, fundamentalmente en la vida.
Otra de sus frases preferidas era: Quien aprenda a barrer todos los días la veredita de su casa, ayudará a limpiar de impurezas el mundo. Lo decía, por supuesto, en sentido figurado y encerraba una gran verdad: si nos despojásemos de egoísmos y otras yerbas, y apostáramos al trabajo, a la honestidad y a la solidaridad, tal vez un día viviríamos en un mundo mejor.
Cada uno sabe dónde poner un granito de arena para lograr hacer feliz a alguien. Yo hoy pongo mi granito de arena dedicándole esta nota a Ernestina Ciccone, a quien prometí enviarle recetitas sin TACC. El tiempo vuela y recién ahora puedo comenzar a cumplir con mi promesa.
Ahí va la primera receta… Las próximas trataré de dárselas personalmente a su mamá Rosina o a su papá, alias el Tano. Como decía mi querida y recordada Esther Boero de Ferro: Lo que se promete, se cumple. Y muy especialmente cuando se trata de los niños.
Galletitas de maicena
1. Bata 6 yemas con 150 gramos de azúcar, hasta que estén bien cremosas.
2. Perfume con esencia de vainilla y agregue 120 g de maicena, mientras continúa el batido.
3. Unale las 6 claras batidas a nieve. Coloque la mezcla en una manga con boquilla rizada y dibuje las galletitas sobre placas enmantecadas y enharinadas.
4. Espolvoree con azúcar molida y cocine en horno moderado.
5. Una vez cocidas, baje la llama para que se sequen y despéguelas en caliente, para que no se rompan.
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