¿A ver si le gustan estos caramelos de miel que endulzaron mi infancia? Ponga en una asadera una capa gorda de azúcar molido y, con un dedito, marque hoyitos separados unos de otros (¡estos serán los “moldes”!). Ahora ponga en una cacerolita partes iguales de miel y azúcar y hierva hasta que tome “punto caramelo” (si echa una gotita en un vaso con agua, hará ¡crack!). Vierta en una jarrita y rellene con esto los hoyitos (¡no se queme!). Deje que los caramelos se enfríen. Recién entonces, desentiérrelos… ¡y glup!
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