(Una vieja receta)
Con un cuchillito no dentado, haga a cada aceituna 2 o 3 tajitos a lo largo (mi abuela clavaba un alfiler en un corcho -con la punta hacia afuera- y pinchaba varias veces cada aceituna). Extiéndalas sobre una bandeja de mimbre (o de trama enrejada) y cúbralas con sal gruesa. Apóyela en una asadera para recoger el "juguito" que soltarán... ¡y que es amarguísimo! Todos los días deseche el jugo y vuelva a espolvorear con sal gruesa. Cuando las pobrecitas no suelten más jugo, escúrralas, póngalas en frascos esterilizados y cúbralas con aceite de oliva.
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